Capítulo 2 de la Serie: “¿Cómo llegar al matrimonio sin tener que pedirlo?”
En todo el mundo ocurren hechos de violencia, generalmente contra mujeres y niños. Lamentablemente, en su mayoría, son ejercidos por hombres que, en un arranque de ira, arremeten contra su esposa. Esta ira se manifiesta en forma de agresión contra personas que físicamente son más débiles y que no tienen la fuerza para defenderse. En algunos casos, estos agresores golpean a sus parejas frente a sus propios hijos, quienes, al intentar defender a sus madres, también pueden ser víctimas colaterales. También es cierto que, en algunos casos, la ira puede desencadenar una tragedia más grave, quitándoles la vida a sus víctimas.
Toda persona —sobre todo mujeres y niños— deben aprender que un hombre que golpea a una mujer o a un menor es un asesino en potencia. Pero, ¿por qué puede considerarse así? Porque cualquier persona que está en ventaja física, y se encuentra en un momento de ira, puede arremeter contra alguien más, y si esa persona cae y se golpea en la cabeza o en el cuello, corre el riesgo de morir.
Por otro lado, también debemos reflexionar sobre una realidad que afecta a muchas mujeres hermosas, inteligentes y agradables: se relacionan con hombres violentos al punto de poner en riesgo su vida en algún momento de la relación.
La respuesta es dura, pero simple: algunas mujeres no saben, no entienden, o no han sido educadas emocionalmente para alejarse del mal. No identifican a las personas con características de riesgo y, en muchos casos, se involucran en relaciones que pueden terminar en violencia hacia ellas y/o sus hijos. Por eso es tan importante reflexionar sobre las señales de un hombre que, en algún momento de su vida, puede desatar violencia física o emocional y atentar contra la paz y el respeto dentro del núcleo familiar.
¿Cuáles son las características de una persona violenta?
Reconocer estas características a tiempo puede salvar vidas. Aquí comparto algunas señales comunes que presentan los hombres violentos hacia las mujeres:
- Beben de forma habitual (bebedores consuetudinarios)
La persona que consume alcohol con frecuencia suele presentar problemas en su entorno cercano por sus conductas inapropiadas, y en muchos casos, agresivas. - Fuman constantemente o presentan alguna adicción
El nerviosismo y la ansiedad provocados por problemas emocionales no resueltos muchas veces se canalizan en adicciones como drogas, cigarrillos o alcohol. Estas adicciones reflejan descontrol interno. - Usan malas palabras como parte de su vocabulario diario
Estas personas no tienen conciencia emocional del respeto, ni hacia sí mismos ni hacia los demás. Han incorporado un lenguaje ofensivo y agresivo como parte de su forma habitual de comunicación, y suelen ser hostiles con las mujeres, criticándolas constantemente. - Sienten envidia hacia el éxito de su pareja
Cuando la mujer tiene un trabajo estable y el hombre ha perdido el suyo o no consigue empleo, suele surgir un sentimiento de inferioridad que se convierte en envidia. Si no se trata a tiempo, esta emoción puede derivar en violencia física y emocional.
Curiosamente, estos hombres suelen mostrarse amables y educados con otros hombres, pero mantienen una actitud grosera, soez y discriminatoria hacia las mujeres dentro del hogar.
¿Cómo alejarse de las personas violentas?
De lo malo hay que alejarse siempre. Pero si la persona agresiva es parte de tu familia, hay que manejar la situación con mucha prudencia:
- Si el agresor es tu esposo y/o padre de tus hijos, lo mejor es buscar ayuda especializada con experiencia en intervención emocional, para que puedan terminar la relación en buenos términos como padres responsables. Tener enemistad con el padre de los niños no es saludable, a menos que sea un criminal o una amenaza directa para la salud física y mental tuya o de tus hijos. Si ese no es el caso, busca apoyo para una separación física entre personas educadas y coherentes. Pero si le tienes miedo, esa es una señal clara de que es peligroso. Busca ayuda especializada e inmediata.
- Si el agresor es un familiar, no lo excuses. No crees historias conmovedoras sobre su infancia difícil. Todos podemos haber sufrido de niños, pero si eso está afectando la vida adulta de alguien, esa persona tiene la responsabilidad de buscar una intervención emocional para sanar y corregir su comportamiento.
- Si el agresor es tu hijo, recuérdale todos los días de su vida, que los hombres están llamados a ser jefes de familia, no destructores. La autoridad no es abuso: es responsabilidad.
- Si el agresor eres tú, busca ayuda hasta que encuentres, profundices y elimines las causas de tu ira. Solo así podrás integrarte de forma sana a la sociedad como un hombre normal y civilizado. Nadie puede vivir en paz mientras destruye a quienes lo rodean.
- Si estás saliendo con alguien que presenta características violentas, lo mejor es alejarse. El maltrato físico y emocional NO SON NEGOCIABLES. Todas las personas tienen derecho a ser tratadas bien y a tratar bien a los demás.
Tampoco creas que vas a cambiarlo. Ningún ser humano puede cambiar a otro. Solo una intervención emocional, realizada por un especialista, como en el caso del Coaching Familiar, puede ayudar a esa persona a identificar el origen de su agresividad y cómo ésta afecta su vida de adulto. Pero la decisión de cambiar siempre es personal.
- Si eres mujer y te relacionas con hombres agresivos, analiza muy bien tus pensamientos y las razones por las que permites que personas peligrosas entren a tu vida solo porque te cuentan una historia trágica y tú decides adoptarlo como hijo en tu mente y luego físicamente.
Esto le ocurrió a una joven que fue secuestrada meses después de iniciar una relación con su agresor. Durante la intervención emocional, mientras le explicaba que del mal hay que alejarse, me relató que creyó que él era un buen hombre, y que podría superar su historia de infancia trágica… porque tenía un tatuaje religioso en su brazo. Afortunadamente, esta joven logró escapar, busco ayuda y sobrevivió.
💬 El conocimiento emocional salva vidas
La violencia no siempre se ve a simple vista. A veces se esconde detrás de una sonrisa, de una historia triste o de un tatuaje con un símbolo espiritual.
Por eso es fundamental educarnos emocionalmente para identificar las señales de alerta, alejarnos del peligro y elegir relaciones sanas.
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Libro ¿Vestida de Novia? por Teresa Ruiz Pedersen
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