El rechazo hacia la madre puede causar un profundo dolor dentro del núcleo familiar. Las actitudes hostiles hacia uno o ambos padres pueden desencadenar rebeldía e incluso conductas autodestructivas en los hijos, como una forma inconsciente de venganza hacia quienes les dieron la vida.
Hoy compartimos el caso de F1, una joven de 17 años que intentó suicidarse. A continuación, presentamos un fragmento de la entrevista realizada por investigadores de la Universidad Descartes, en París, Francia, en mayo de 2014:
“Antes, ni siquiera hablaba con mi madre, mientras que ahora podemos hablar con bastante tranquilidad… sobre la escuela, o el trabajo… ese tipo de cosas. Siempre hablábamos sobre mi pasado, y ambas entendimos lo que cada una sentía. Sí, hablamos de eso.
Le conté lo que había estado haciendo en esa ciudad, qué estaba haciendo, qué sustancias estaba consumiendo… y ella me dijo que siempre lloraba, que estaba desesperada, siempre preocupada, que había hecho todo lo posible para que yo volviera a casa otra vez.
Entonces me di cuenta de que la había hecho sufrir muchísimo, y que ella había hecho tanto por mí para ayudarme… pero yo no me daba cuenta de eso. No quería escucharla, ni siquiera me importaba, porque creía que ella nunca iba a poder entenderme…” (F1)
En este caso, los sentimientos de ira y rebeldía causaron un profundo dolor en la joven, quien terminó en crisis: se fue de casa, se trasladó a otra ciudad, consumió drogas, y finalmente atentó contra su propia vida.
¿Realmente alguien tiene que estar al borde de la muerte para que las personas decidan conversar?
¿Es tan fuerte el deseo de tener la razón que preferimos alejarnos de nuestra madre o de un ser querido?
Lamentablemente, muchos jóvenes se distancian de sus padres por una falta de comunicación efectiva. Por ello, es vital que, mientras los hijos vivan en el hogar, se fomenten prácticas familiares como las siguientes:
- Comunicar decisiones importantes, como cambios de ciudad o país. Esto puede ayudar a mitigar el sentimiento de soledad y desolación que estos cambios generan tanto en los padres como en los hijos.
- Hablar abiertamente sobre las malas influencias, como amistades que promueven el consumo de alcohol, drogas y conductas sexuales irresponsables. Lo que parece ser una emancipación, muchas veces termina siendo una esclavitud física y emocional, causada por la dependencia a sustancias o entornos tóxicos.
- Mantener un diálogo abierto y constante, estar presentes emocionalmente y listos para compartir nuestras opiniones y valores. Aunque nuestros hijos no siempre estarán de acuerdo, sembrar esas semillas puede marcar una gran diferencia a largo plazo.
En el caso de F1, tanto ella como su madre lograron restablecer su relación después del intento de suicidio. Fue precisamente mediante una comunicación honesta —sin gritos ni confrontaciones— que ambas lograron sanar sus heridas. F1 pudo superar su crisis suicida cuando comprendió que su madre también había sufrido: noches enteras de desvelo, ansiedad y desesperación, esperando que su hija estuviera bien.
El diálogo con los hijos es esencial para evitar que las relaciones se rompan. Muchas veces, los jóvenes no comprenden lo que está ocurriendo en la vida de los adultos ni las múltiples responsabilidades que los padres —especialmente las madres solteras— deben enfrentar para mantener la estabilidad familiar.
Por ello, el apoyo mutuo y la expresión sincera de los resentimientos no solo alivian las tensiones acumuladas, sino que fortalecen el vínculo familiar, permitiendo mantener la paz y el amor dentro del hogar.
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